martes, 28 de agosto de 2012

El dinsaurio


En algún lugar de algún país frío y lejano existió una niña, una bella niña llamada Sonia. Ella  vivía en una castillo inmenso, donde habitaban su papá, su mamá y su hermano mayor. Junto con ellos también habitaba la servidumbre, una de esas personas era su nana Maggie. Nana Maggie era la única que estaba al pendiente de la pequeña Sonia, ya que sus papás siempre se encontraban ocupados y su hermano se la pasaba de fiesta en fiesta.

A Sonia le daba la impresión de que su nana era mágica, pues siempre que le contaba historias se sentía dentro de ellas, imaginaba todo lo que sucedía.

Una noche, antes de dormir, nana Maggie le contó una de sus historias a la pequeña Sonia. Se trataba de un dinosaurio, un triceraptors, enorme y con dientes filosos, esta vez a Sonia le dio mucho miedo. ¡Imaginarse un dinosaurio que parecía que se la quería comer!¡Qué espanto! Al final del cuento ella seguía perpleja de lo que imaginó, aun cuando la historia había terminado veía al triceraptors en frente de ella, se quedo un largo tiempo sentada en la cama viéndolo, sin decir palabra alguna hasta quedarse dormida, aún dentro de sus sueños seguía viendo al dinosaurio. Y cuando despertó, el dinosaurio todavía seguía ahí.  Asustada saltó sobre la cama, no entendía por qué seguía ahí, ni siquiera se atrevía a tocarlo para averiguar si era real.

-¡Nana Maggie!- Gritó con desesperación. La nana de inmediato corrió a la habitación de Sonia a preguntarle qué pasaba, Sonia le contó lo ocurrido intentando señalar al dinosaurio, pero nana Maggie no veía nada. Ninguna de las dos entendía lo que ocurría. Nana Maggie se sintió culpable por causarle ese temor a Sonia, ahora la pequeña no podía quitar la imagen del dinosaurio de su cabeza.

A nana Maggie se le ocurrió contarle otro cuento, donde no había dinosaurios, tal vez así Sonia olvidaría al triceraptors e imaginaría cosas fantásticas y grandiosas. Pero Sonia a pesar de los cuentos hermosos que le contaba la nana seguía viendo al dinosaurio cuanto tras cuento, el triceraptors estaba presente en cada una de esos cuentos.

De pronto, a nana Maggie se le ocurrió otra idea, que Sonia intentara platicar con el dinosaurio, ver si este le respondía. Sonia a miró con gran temor y asombro. Tenía miedo de hacer enojar al triceraptors y se la comiera. La nana le dijo que de ser así, ya se la hubiera comido desde antes, que no tuviera miedo, que sólo así podría saber la razón que estuviese ahí al dinosaurio.

Sonia temblando de miedo se acercó lo más que pudo al dinosaurio, temblaba de miedo.-Hola, me llamo Sonia. ¿Y tú?- Le dijo al dinosaurio. Pero el triceraptors no respondió, solo la miraba fijamente. -¿Por… por qué estás aquí?¿Qué quieres de mí? Sólo no me comas por favor. Ante esto el dinosaurio se echó a reír fuertemente mientras que Sonia se atemorizó aún más.

-¿Comerte? ¡Ja ja ja!¿Cómo podía ser posible eso? A menos que tú lo quieras, puesto que soy productos de tu imaginación y de tus miedos.-Dijo el dinosaurio.

-¿Producto de mi imaginación y mis miedos?¿Y por qué no haz desaparecido?¿Por qué sigues aquí?

-Es sencillo, sigo aquí porque así lo haz deseado. ¿Ves el tamaño gigantesco que tengo? Bueno, pues es el tamaño de tus miedos, debes aprender a lidiar con ellos, o mejor aún, vencerlos.

-¿Cómo hago eso?¿Qué tengo que hacer para vencerlos?

-Lo mismo que haz hecho conmigo, enfrentarlos. ¿Ves? Ahora me he encogido, eso quiere decir que ya no me temes. Apóyate en tu nana, ella te ayudará a vencer tus miedos y serás más fuerte.

Sonia sorprendida de lo que le había dicho el dinosaurio se echó a llorar, pues reconocía que temía a muchas cosas. Nana la abrazó y la consoló, le dijo que esto era porque no se le permitía salir, siempre encerrada. Nana Maggie le dijo que allá afuera hay todo un mundo posibilidades, que era inmenso, pero que tenía que ser fuerte, pues no todo es maravilloso, que se encontraría con cosas buenas y cosas malas, pero que de todo ello tiene que aprender y crecer. Así que Sonia decidida empacó sus cosas para emprender un viaje a todo ello que le era desconocido, aun a su corta edad ella estaba segura que lo tenía que hacer y que no podía seguir viviendo encerrada. Así que Sonia partió y nana Maggie le acompañó en su viaje, viaje del que jamás regresaría a su lugar de origen… 

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