Mientras
camino siento la pesadez de mi ser, mi levedad, mi soledad. Camino y nadie se
da cuenta de lo que pienso, de lo que percibo, personas a mi alrededor dejando
la vida pasar, se les va de las manos en tan solo un instante; esperando el
semáforo, anhelando que llegue el día en que sean felices, con sus caras
alargadas y cansadas de la rutina, añorando un escape a sus deseos.
Me
siento en la banca de aquel parque lleno de niños jugando, observo cómo sonríen
despreocupados, tan livianos y puros. Y pensar que pasados los años sus almas
se perderán en el abismo del tiempo, así como lo han hecho todas esas personas
que van caminando de prisa, preocupados por todo y por nada.
Miro
a un lado, una pareja de ancianos va caminando tranquilamente por el parque,
intercambiando miradas sonrisas sinceras,
disfrutando cada minuto, cada segundo. Después de una vida ahora se encuentran conscientes de sus
personas, disfrutando de lo que ahora son, de lo que queda ellos.
Ahora
sigo caminando por el parque, paso junto al lago donde hay un viejo ermitaño
dándole de comer a los patos, pasando una y mil cosas por su cabeza, me mira y
me sonríe forzadamente, como si tuviera una gran carga en sus hombros. Me
dirijo hacia la cafetería de la esquina, entro y le pido a la señorita un chocolate
caliente, ella cansada me atiende de la manera más amable, se nota en su mirada
que ya no quiere más la misma vida que ha llevado, sólo ella sabe por cuánto
tiempo.
Me
siento en el sofá de un rincón de aquella cafetería, en frente de mí está un
adolescente, tiene la mirada hacia un cuaderno que tiene en la mesa, ¿qué
estará imaginando? Al parecer está dibujando un ser extraño que está saliendo
de su mente, quizá de algún sueño que tuvo la noche anterior. Ante esto sonrío
hacia mis adentros recordando cómo era yo de adolescente.
Por
fin llego a mi apartamento, me acuesto en la cama y a través de la ventana miro
el infinito acompañada de la luna, aún ella tiene un poco de compañía. Ahora,
es mi momento, a lo largo de este domingo tan cotidiano, he pensado sobre los
demás, es mi turno, pensar en que soy una de esas personas de las cuales tenía
pensamientos vagos, a final de cuentas reflejo lo que soy hacia ellos. Sí, me
hallo aquí solitaria dejando la vida pasar minuto a minuto, preguntándome por
el todo y por la nada, con sentimientos vacíos, intentando definir la vida y lo
que hay en ella. Sin embargo, me hallo perdida en el tiempo sin respuesta
alguna andando sin rumbo en contra del reloj.
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