miércoles, 5 de septiembre de 2012

Nocturna


En la noche es cuando los pensamientos empiezan a surgir, todo se vuelve taciturno, me hallo ante la soledad silenciosa e incómoda. Es ahí donde los demonios y miedos se reúnen a tu alrededor, no hay escape alguno de ellos y te obligan a verlos de frente. Indefensa ante estos seres extraños que habitan en mi cabeza que cobran vida noche tras noche, me veo en la necesidad de salir corriendo, pero me es imposible ya que me tienen acorralada y por más que quiera huir siempre me alcanzan.

Todo es totalmente negro a mi alrededor y solo percibo las siluetas de los monstruos que atacan mi sueño y son responsables de mi insomnio. Noto sus burlas, sus grandes risas hacia mí y yo tan sólo parezco un ratón indefenso que ve a estos seres enormes cual si fueren rascacielos inquebrantables.  Trato de ignorarlos y seguir mi curso, pero siempre en algún momento aparecen, justo cuando me hallo más indefensa sin ningún arma para atacar.

Tanto tiempo con esto, que creo que me he acostumbrado a ellos, aunque no siempre estoy de humor para convivir con ellos, ni ellos conmigo. A veces son muy crueles que me hacen estallar en un mar de desesperación. Sí, creo que he llegado a considerarlos como mis amigos, de cierta manera son los que me han hecho más fuerte, quizá un tanto fría y cruda, igual que ellos. No veo cuándo puedan desaparecer, creo que les gusta venir a visitarme.

Cada noche que pasa me voy sintiendo más cómoda ante su presencia, creo que los he llegado a conocer muy bien a varios de ellos, a algunos otros, se esconden entre los rincones de mi habitación, incluso los miedos tienen miedo de ellos mismos. Hay otros que no han venido a visitarme hace ya varios días, varios meses incluso, pero me percato que hay nuevos miembros.  Pero ya no me asustan con facilidad, he llegado a pensar que son en los únicos en quien puedo confiar.

A veces me hacen llorar, a veces me hacen reír, incluso me hacen gritar hasta hacerlos ensordecer. Pero aún así, se quedan conmigo, permanecen toda la noche a mi lado y justo a la primera luz del día desaparecen y de nuevo me hallo frente a la monotonía de la vida, esperando a que algo fascinante pase en el día.

No me queda más que esperar a la noche, que es cuando todo realmente sucede, donde todo lo real ya no lo es, para así pasar a un mundo paralelo donde lo intangible se vuelve tangible, cobra vida y tiene rostro. Es precisamente por ello que solo mis demonios y mis miedos cobran vida únicamente por la noches, se personifican para así ser de mis noches mágicas. No me es necesario cerrar los ojos y dormir para tener un sueño o para tener una pesadilla pues en el insomnio los monstruos  que me mantienen despierta son los creadores de éstos estando en estado aparente de vigilia.




Es gracioso pensar en cómo de  temerle a esos seres inertes ahora son de quiénes mejor disfruto su compañía. Aunque, pensándolo bien, sólo son producto de mi imaginación. ¿Será que los he creado para no estar sola?¿Será que me estoy volviendo loca? Quizá solamente he aprendido a disfrutar de eso que alguna vez y que todavía en ocasiones me atormenta.

Cuando estoy con ellos es como si estuviera en un parque de diversiones, donde me puedo subir a cualquier juego y sentir toda clase de sensaciones, de sentimientos. Puedo estar  riendo sin parar por todo y por nada, pero en un abrir y cerrar de ojos puedo pasar a estar en un llanto sin fin, también por todo y por nada. Y a todo ello, los únicos responsables de provocar todo esto en mí son estos seres extraños  alucinantes.

En algunas ocasiones, aparece un igual a mí, junto con sus demonios y miedos, así los suyos y los míos interactúan con gran armonía, parece que se entienden muy bien incluso pueden fusionarse y volverse uno solo, haciéndose más grande de lo que ya son. Pero no nos atacan, sino que nos invitan a unirnos en su juego, incluso hay ocasiones que entre tanta oscuridad hay pequeños destellos de colores fascinantes de pequeña felicidad que se siente.

También hay veces en las que él y sus monstruos nos visitan, sin ningún ánimo de jugar, de hacer magia y luz. En esas ocasiones, sólo nos sentamos a contemplar la oscuridad inmensa que nos abraza con su melancolía y los monstruos se quedan en silencio tristes llorando por nuestro existir.

A veces deseo perderme en ese mundo paralelo y no volver a la realidad, aunque me pregunto si es existente aquello que llamamos real, quizá todo, absolutamente todo sea producto de nuestra mente.

Me percato que en ese momento de la noche en que me siento acompañada por esos seres que habitan dentro de mí en el día para salir por la noche, que en realidad es una proyección producto de mi soledad, así es, a final de cuentas sigo estando sola y en silencio tratando de hacer menos pesada la existencia, enfrentándome a mí misma, conociendo todo lo que hay en mi interior.

Ahora no me queda más que disfrutar de esa soledad, sea amarga o dulce. Siempre estará ahí presente… 

1 comentario:

  1. De noche las bestias emergen, se fusionan y coexisten, compartiendo nuestro miedo y ansiedad... Es el ciclo de la vida, razón de una razón funcional, creativa, viva.

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